En la región francesa de Languedoc-Rosellón, rodeada de una exuberante vegetación, se encuentra el nuevo proyecto del diseñador de interiores Rossend Cortés: una nueva casa imaginada como una versión contemporánea de un granero de campo, que rinde homenaje al concepto de refugio campestre.
Los 190 metros cuadrados del apartamento se organizan en torno a un gran volumen central, que contiene la zona de día compuesta por la cocina, el comedor y la sala de estar en un espacio diáfano. Un espacio que se caracteriza por sus techos altos en declive en el que destacan tres cerchas con vigas de madera a la vista pintadas de blanco. El pavimento elegido en tonos neutros resalta las paredes, de un nítido color carmesí y madera, para un resultado final de gran equilibrio.
La cocina, con una isla central y un estilo contemporáneo y minimalista, se convierte en la protagonista de un espacio amplio y luminoso, donde la luz penetra a través de grandes ventanales, creando un efecto extraordinariamente envolvente. Un juego de diferentes texturas y una gran fuerza de contrastes reafirman el espíritu juvenil y atemporal que caracteriza a la casa.
Las grandes puertas corredizas de cristal se abren a una gran terraza, con paredes de cemento y pavimentos flotantes, en la que también se ha instalado una pista de bochas.