El proyecto nace de una idea de la familia Barilla, acogida por el servicio de hospitales de Parma que, posteriormente, ha implicado a la Fundación Cariparma y a la empresa Pizzarotti; la estructura ha representado un auténtico desafío para Cotto d’Este, desde hace tiempo consagrado a la humanización de la arquitectura a través de sus superficies cerámicas.
«La concienciación con respecto a la calidad ambiental del lugar, del espacio, es un factor importante en el recorrido hacia la curación y ha sido la línea que ha guiado a los proyectistas: hay —explica el Arquitecto Sergio Beccarelli de Policreo— muchos pequeños detalles que concurren a hacer más humana y habitable esta estructura, a hacerla más adecuada para el cuidado de los niños», los colores, por ejemplo, elegidos por el equipo interdisciplinar y todos los materiales, entre los cuales se encuentran la superficies cerámicas de Cotto d’Este.
Photo credits: Paolo Lorenzi